Tablao vivo, la escena se reduce, se acerca más al espectador dejándole respirar el alma del flamenco. El flujo de energía es vital, sin otros artilugios, Joel Zamora saca elementos de lo más jondo y se las apaña con poesía, caja, palma, cante y baile entrañable e intenso. Su decir característico es un sello en cada producción, con un estilo más austero, elegante y sereno, espectáculo de cuidada terminación, hechura y selección de repertorio.
El cuadro flamenco irá coloreando la escena según avanza el espectáculo, bailaoras de abanico, castañuela o cajón son la justa medida para un pequeño elenco. El repertorio tendrá en armonioso balance desde la soleá al fandango de Huelva, tanguillos, guajiras con estampas criollas y alegrías de Cádiz, donde se alimentaron a través de nuestros mares, durante la historia joven de la isla, los cantes de ida y vuelta.
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